dilluns, 27 de maig del 2019

Sergi López Non Solum

Lección magistral de Sergi López en su último espectáculo teatral, Non Solum. Se trataba de poner en escena un relato existencial sobre la identidad y la diferencia, también sobre el aquí y el ahora. Pero si alguien pensaba encontrar una reflexión trascendente, ampulosa y sesuda, se equivocó. El reto era aún más imponente, pues se trataba de conciliar ámbitos que, en nuestra cultura, suelen manifestarse enfrentados: léase, filosofía y humor.

Sergi López es capaz de subir al escenario a cuatro, a diez, a una multitud de personajes, los hace visibles, los caracteriza de tal manera que, quien más quien menos entre el público, se identifica con alguno de ellos, o con varios a la vez, pues las identidades, en los tiempos que corren, cada vez más, se revelan múltiples y diversas, algo que no deja de resultar aparentemente paradójico.

Por otro lado, el discurso se mueve en la frontera entre lo absurdo y lo racional, entre el realismo social y lo bizarre fantástico. ¿Qué pasaría si mezclásemos en una coctelera (o en una hormigonera, puestos a imaginar) a Pepe Rubianes, a Pere Calders y al Eduardo Mendoza de "Sin noticias de Gurb"? Pues eso, Sergi López en estado puro o en estado de gracia.

 

La obra tienes tres partes o sketches que la articulan e interseccionan. En la primera, una multiplicación -en el sentido de muchas veces el mismo- de personajes provoca situaciones hilarantes al hilo del descubrimiento de la identidad y de las diferencias. El segundo gran núcleo cuenta el encuentro de un extraterrestre con una seductora humana, recordando al que suscribe los devaneos sensuales caribeños de Pepe Rubianes. Finalmente, la ruptura de la cuarta pared, con la incorporación del actor al público, muestra una autoparodia y una reflexión metalingüística absolutamente perspicaz sobre la representación teatral y la recepción de la misma por parte del público.

Sergi López muestra en esta obra una variedad de registros inesperada y una vis cómica desconocida para gran parte de sus seguidores, más teniendo en cuenta los papeles tan agrios que ha representado tantas veces en el cine (Harry, un amigo que os quiere; Solo mía, por ejemplo).

En definitiva, un lujo que el público supo apreciar con un rendido aplauso.