dissabte, 8 d’octubre del 2016

Supina ignorancia

Estos primeros días de octubre, por circunstancias que no vienen al caso, andaba yo trasteando en las páginas web de distintas universidades y me tropecé con una, ya antigua, de la UNED, publicitando una "Tertulia Literaria", en la que se proponía una pequeña selección de lecturas de la novelística española contemporánea.

Para mi sorpresa -tengo a gala ser un lector prolífico-, no había leído ninguno de los libros que se proponían, más aún, ni siquiera había oído hablar de algunos de los autores. La sorpresa se mudó en alegría, pues me abría nuevas expectativas y, presumiblemente, me auguraba nuevos momentos de ocio de calidad. ¿Quiénes serían esos taimados escribanos que merecían la atención de una sesuda profesora universitaria y que me habían pasado desapercibidos? ¿O sería el afán de significarse de esta señora mediante la selección alternativa de algunos autores enrevesados?

Seguí escarbando y llegué al programa de la asignatura "Novela española contemporánea" y la sorpresa fue mayúscula. De los ocho libros de lectura obligatoria, solo había leído... ¡cuatro! ¿Qué he estado haciendo estos últimos 40 años? Sí, sí, 40. Porque la selección se extendía desde la muerte de Franco hasta el cambio de siglo, más los que llevamos de este, hacen los 40 que digo. La profesora de la asignatura era la misma que la de la del club de lectura. Pero no podía ser que una asignatura oficial, integrada en currículo y supervisada por un departamento, se montase en base al criterio caprichoso de una lectora, por especializada que fuera. Así que la cosa merecía una respuesta adecuada.

Ràpidamente acudí a mi proveedor habitual y le pedí que tapase esos pozos, simas más bien, de ignorancia, pues no podía ser que un letraherido como yo andase en esas cortedades. No crean que fue tarea fácil, pues muchos de ellos estaban descatalogados o eran viejas ediciones que ni siquiera se editaron más tarde en bolsillo. Finalmente, fue consiguiéndolos, llegaban con cuentagotas, con las hojas amarillentas algunos, pero al fin tenía aquellos pequeños tesoros en mis manos. Tiempo de leer.

Menéndez Salmón, Ricardo. La ofensa
Sánchez, Clara. Presentimientos
Azpeitia, Javier. Ariadna en Naxos (todavía sin conseguir)

Estos son algunos de los títulos por los que entono el mea culpa. Y aún por otros, de autores conocidos, pero que no habían atraído mi atención hasta ahora. Prometo expiar mi culpa con la lectura atenta de todos ellos antes de que culmine el año corriente. En ello estamos.

Muñoz Molina, Antonio. Beatus ille
Regás, Rosa. Luna lunera.