diumenge, 17 de juliol del 2016

Hay motivos para la esperanza

Las elecciones del 26J depararon un resultado decepcionante para la izquierda. El PSOE y los partidos situados a su izquierda perdieron más de un millón de votos, mientras el PP recuperaba a parte de su electorado que en la primera edición de las elecciones se abstuvieron o probaron suerte en Ciudadanos. 

Ahora, la gran pregunta es ¿qué ha pasado en la izquierda? ¿dónde ha ido a parar ese millón de votos? Algunos analistas aducen que la campaña del miedo habría animado a concentrar el voto pragmático de la derecha en el PP, mientras que, en el lado contrario, esta campaña habría hecho recular a algunos votantes de Unidos Podemos quienes, ante la posibilidad real de acceder al gobierno, se asustaron. Otros comentaristas dicen que el Brexit fue crucial para animar el voto conservador, por un lado, y para abandonar cualquier eventual gobierno del sorpasso, por otro.  Y otros, finalmente, que sostienen que Ciudadanos se vio castigada por lo que algunos consideraron una traición, el pacto firmado con el PSOE.

Sin embargo, si estamos atentos a los pequeños gestos, observamos un panorama más complejo. Muchos ciudadanos votaron en noviembre a la alternativa encabezada por Podemos con el gesto torcido, caso de las confluencias, por ejemplo, o la de gente cercana a ciertos sectores de Compromís, del Bloc, por ejemplo. Los meses transcurridos, lejos de aliviar este malestar, fue acrecentándolo, y solo la posibilidad tangible de acceder al gobierno evitó la ruptura definitiva. Pero esta vez no hubo una movilización de sus militantes para buscar el voto de los ciudadanos. Por todo ello, al final, muchos votantes de izquierdas prefirieron abstenerse, o votar a PACMA, una candidatura esta que ha sido refugio para muchos desencantados. Así lo pone de manifiesto que, en la provincia de Alicante, por ejemplo, se haya convertido en la quinta fuerza electoral, lejos aún de cualquier posibilidad de acceder a las instituciones.

Ahora que ya ha pasado algún tiempo y más serenos, podemos analizar los datos sin apasionamiento.
Primero, nunca, en la historia de la democracia actual, la izquierda más allá del PSOE ha conseguido tantos diputados. Segundo, las sensibilidades diferentes no han sido óbice para la unidad de la izquierda -al menos, no para todos, salvo ese millón de votos que se ha perdido-. Si la derecha es capaz de aglutinar sensibilidades diferentes detrás de unas únicas siglas, ¿por qué no puede hacer otro tanto la izquierda? Mientras los puristas sigan mirándose el ombligo, la izquierda nunca tendrá opciones de gobernar. A pesar de todo, cabe ser optimista y, ante el panorama de unas terceras elecciones, el órdago es recuperar ese millón de votos perdidos.  

Por si a alguien se le han olvidado los motivos para votar, aquí viene unos cuantos, y solo desde el ámbito económico, el preferido de la derecha:


  • 20% de paro (50% de paro juvenil)
  • Salarios miserables (4€/hora)
  • Deuda pública cercana al 100% del PIB (se ha triplicado en los últimos 4 años)
  • Aumento del déficit económico (sobre todo, por los gastos generales del Estado, al tiempo que exige de las autonomías y ayuntamientos que se apreten el cinturón)
  • Aumento de la desigualdad enre los que más tienen y los que menos.
  • Política fiscal favorable a los ricos (la carga fiscal recae principalmente en las rentas del trabajo; reducción fiscal de los tramos más altos; regalos fiscales a los delincuentes económicos con la excusa de aflorar el dinero negro)
  • Saqueo del fondo de pensiones
Tal vez tengamos que aprender algo de nuestros vecinos franceses, que hacen de la huelga y de las manifestaciones patrimonio nacional.