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Ángel Viñas |
Se ha especulado mucho sobre la naturaleza del régimen franquista, dictadura, totalitarismo, régimen autoritario, una entelequia sui generis llamada nacionalcatolicismo o nacionalsindicalismo... Según el historiador Ángel Viñas no cabe ninguna duda al respecto. el régimen franquista es una dictadura fascista, con sus particularidades, sí, pero dictadura fascista al fin y al cabo. Tiene los elementos sustanciales que la caracterizan como tal y otros que la particularizan y la inscriben en un contexto histórico determinado. De los primeros cabe destacar la autoridad absoluta del jefe, el Führerprinzip, y el sustento del ejército, todo ello con el apoyo mayoritario de las élites económicas y sociales tradicionales.
El concepto de totalitarismo es una falacia dado que las diferencias entre fascismo y comunismo son fundamentales, no se trata únicamente de particularidades. Así, el régimen económico de uno y otro y los apoyos sociales son sustancialmente diferentes. Pretender otra cosa es, en el mejor de los casos, ignorancia; en el peor, voluntad de confundir. El concepto de totalitarismo fue desarrollado por politólogos alemanes en los años 50 con el propósito de englobar fascismo y comunismo en ese mismo saco y así, en ese totus revolutum, diluir la responsabilidad de la sociedad alemana en la instauración y desarrollo del régimen nazi. El concepto ha sido definitivamente rechazado por la academia tras la apertura de los archivos soviéticos que han permitido calibrar el alcance de la organización de la sociedad y el Estado soviéticos. Ni por objetivos, ni por desarrollo pueden equipararse los dos fenómenos. Lo que no quita que, desde un punto de vista ético, ambos sean censurables. Pero esa no es tarea del historiador, al menos en el ejercicio de su disciplina.
La dictadura de Franco es un régimen fascista, al menos durante un tiempo, tras la guerra civil. Frente a los mitos e torno a la figura de Franco sustentados por los historiadores revisionistas (Stanley G. Payne, entre ellos) que abundaban en la idea de que gracias a Franco, España no entró en la Segunda Guerra Mundial, ha quedado demostrada la querencia pro-nazi del dictador, al menos entre 1940 y 1943, hasta que se dio cuenta que Hitler no podría vencer en ningún caso. Carlos Collado ha mostrado en El telegrama que salvó a Franco como esta circunstancia permitió a Franco evitar el conflicto.
Entre los años 1937 y 1957, España vivió en Estado de excepción, con disposiciones secretas que no se publicaban el BOE, y que organizaban el gobierno, las relaciones exteriores, los negocios económicos que favorecían las corruptelas que convirtieron al dictador en multimillonario. Hasta 57 decretos reservados hay documentados, sobre distintos temas. Por otro lado, la Disposición Transitoria II de la Ley Orgánica del Estado daba potestad a Franco de sustraerse a todo aquello que previamente había legislado. Queda por saber la actuación de Franco en muchos aspectos, que no conoceremos en tanto en cuanto los archivos de la Fundación Francisco Franco continúen cerrados a los historiadores o los del Estado Mayor y otros archivos militares como los de la Inteligencia Militar, que permanecen cerrados desde 1902, más de 100 años, una anomalía que el gobierno del PP se ha encargado de consolidar paralizando la apertura gradual de los archivos que había iniciado el gobierno de Zapatero.
En todo caso, otro de los mitos en torno a la figura de Franco, el supuesto desapego del dictador hacia los bienes materiales, también ha quedado evidenciado como una farsa. En 1940, Franco acumulaba una fortuna de 34 millones de pesetas, fortuna que no podía haber atesorado con su sueldo de general ni con dos que cobrase. Alegan sus defensores que fueron donaciones de sus afectos. Lo cierto es que el dictador se benefició de lo que el profesor Viñas ha dado en llamar la Operación Café, por la que anduvo en negocios, siemrpe a través de hombres interpuestos, con el café que generosamente le había enviado el presidente brasileño Getúlio Vargas. La Comisaría General de Abastecimientos y Transportes fue un auténtico nido de corruptos y otra de las fuentes de enriquecimiento del dictador.
En cuanto al mito según el cual Franco se sumó al alzamiento nacional a última hora, casi impelido por la corriente de la Historia, el profesor Viñas afirma que en ningún caso fue así. El 17 de julio Franco se traslada de Tenerife a Gran Canaria, con la excusa de asistir al funeral del general Balmes, y de ahí pasó a Marruecos. La muerte del general Balmes no fue un accidente, como se pretendió hacer pasar, sino un asesinato en toda regla. No es baladí que la correspondencia entre Franco y Mola se haya volatilizado o permanezca oculta en las catacumbas de algún palacete.
Página web de Ángel Viñas