dimarts, 27 d’octubre del 2015

De tiranos y otras bestezuelas

"¡Que le corten la cabeza!", ordenaba la Reina de Corazones cuando alguno de sus súbditos se atrevía a contradecirla, o ni siquiera, que bastaba con que ese fuese su deseo. Pero esta es una cualidad de "El Príncipe", ya sabes, no rendir cuentas a nadie y ejercer la soberanía de forma arbitraria, para dejar claro así quién manda. Como consecuencia, los súbditos no saben a qué atenerse y se autocensuran antes que molestar al Rey, creando así la falsa idea de que se trata de una "sociedad abierta", cuando en realidad no es sino el Reino de la Mediocridad. Por suerte, un grupito de gusanos irreverentes, termitas inconformistas y lombrices contestatarias, hurgan y carcomen las patas del trono, haciendo que se tambalee...


(Fragmento de una carta enviada)