dilluns, 8 de setembre del 2014

Políticas y estrategias pro LGTBI

Para conseguir la igualdad de derechos de las personas LGTBI, la acción del legislador y de la judicatura es fundamental, tanto por su carácter de garante de estos derechos como de ejemplo y modelo que ha de inspirar la conducta de todos los ciudadanos. El reconocimiento formal de esos derechos es, por tanto, repito, fundamental.

La igualdad, además, ha de ser plena. No vale andar con remilgos y restricciones. No podemos esperar a una nueva oleada de movilizaciones para dar el siguiente paso. De una vez por todas, se reconoce al ciudadano LGTBI como ciudadano de pleno derecho, en todos los ámbitos, y ello incluye la gestión del patrimonio común, el derecho a la intimidad, el matrimonio y, el próximo paso, la adopción. 

No basta, sin embargo, con la remoción de los obstáculos. Hay también que arbitrar una serie de medidas de protección suplementarias orientadas a salvaguardar esos derechos. No podemos obviar que las actitudes en contra de los derechos de los ciudadanos LGTBI van más allá del Código Penal y conciernen a la historia de las mentalidades. En tanto en cuanto persistan actitudes homófobas en amplios sectores de la población, los artículos protegiendo contra cualquier tipo de discriminación por orientación sexual o identidad de género son absolutamente imprescindibles.

Paralelamente, la acción educadora de la escuela, los medios de comunicación, la publicidad, los telefilmes, las top-stars, es igualmente importante. Cada vez son más los ámbitos donde la presencia de ciudadanos LGTBI es aceptada con plena normalidad, pero aún quedan algunos reductos de gran proyección social que se resisten a admitir abiertamente entre sus filas la condición homosexual. ¿Por qué ningún jugador  de fútbol de renombre internacional ha declarado todavía su homosexualidad? Es cierto que podría aducir el derecho a la intimidad para abstenerse de ello, pero la vida privada de los famosos, nos guste o no, está sujeta al observatorio inmisericorde de la opinión pública.

Por último, y entretanto persistan los obstáculos para el desarrollo normal de la vida de estos ciudadanos, no está tampoco de más la constitución de lobbies o grupos de presión. Así, vemos como colectivos de LGTBI están marcando las políticas comerciales de  ciertos sectores económicos, por ejemplo, la oferta específica de destinos turísticos para este colectivo.