¿Cómo ha ocurrido esto? la naturaleza de las personas tiene una doble dimensión: una, fisiológica y otra, espiritual, social, cultural. Ambas dimensiones están inextricablemente unidas. Sin embargo, desde hace un tiempo asistimos a un intento de disociación de ambas dimensiones en aras de la preservación de un bien superior que sería la vida desnuda, el aspecto radicalmente biológico. Así, en las UCI se mantienen artificialmente con vida cuerpos que dejaron de conceptuarse como personas en tanto que la dimensión social ya desapareció.
Dado que la dimensión social es susceptible de interpretaciones y enfoques divergentes, resulta imposible recurrir a ella como fundamento de medidas restrictivas, sin caer en el más flagrante totalitarismo. No ocurre lo mismo con la dimensión fisiológica, avalada por el pensamiento único de la ciencia (o del discurso pseudocientífico), la nueva religión de los tiempos que corren, en cuyos altares se sacrifican libertades, alternativas. Solo la formación científica del ciudadano, permitirá separar el grano de la paja, permitirá distinguir lo que son medidas razonables o falsedades interesadas.