De óxido y hueso, la última obra de Jacques Audiard, es una película brutal. Tiene resonancias de las grandes mitologías griegas. Véase si no la imagen de Marion Cotillard en el momento de invocar la presencia de la orca que la ha mutilado, plantada sobre sus nuevas piernas ortopédicas frente al cristal de la cisterna donde vive la bestia y la aparición fantasmática de ésta desde lo más profundo de una sustancia indefinida, como si se tratara de una divinidad que acude a la llamada de la sacerdotisa, manifestación de una potencia numinosa.
Existe una correspondencia entre la orca y el co-protagonista, ese joven bruto, capaz de lo mejor y de lo peor, que atrae sobre él lo que para otros serían desgracias sin fin y que él las vive con toda naturalidad. No entiende de éticas mundanas. Su afán es hacer el bien aun cuando las consecuencias de sus acciones, por bienintencionadas que éstas sean, acaben a menudo en tragedia. Personaje desclasado hasta el punto de provocar el despido de la hermana que le ha acogido en su casa. O de casi desencadenar la muerte del hijo por una negligencia pueril.
Es ésta una historia de mutilaciones, físicas y emocionales. Y al mismo tiempo de restituciones en forma de prótesis o de afectos básicos. Personajes desnortados, sin rumbo ni destino, circunstancias que llevan a la protagonista a tatuarse en los muslos las palabras "Droite" y "Gauche", para no perderse, para afirmarse en ese presente doloroso. Un dolor y un placer que se entremezclan sin que exista una frontera clara entre ambas sensaciones, lo mismo en la cama que en el campo de batalla.
Son muchas las imágenes poderosas que nos depara la película y que asaltan nuestra imaginación. La austeridad narrativa, el uso de la elipsis como mecanismo de evocación resulta magistral. Así, el molar ensangrentado girando sobre la tierra sucia. El sexo meramente fisiológico con la compañera de gimnasio resuelto en tres planos rápidos: fijación del objetivo, aproximación y ataque. Los muñones de Marion Cotillard. Su genial interpretación... Una película que no olvidaremos fácilmente.
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Javier Lacomba (El multicine)
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