dissabte, 3 de novembre del 2012

Agustín García Calvo, disidente

Murió el pasado día 1 de noviembre. Otro referente desaparecido. Esto empieza a parecerse a una página de necrológicas, lo que me recuerda que uno ya va cumpliendo cierta edad.

Agustín García Calvo no ha sido uno de mis autores preferidos, ni siquiera uno de mis autores leídos, más allá de unos pocos
Su voluntad de ruptura, de vivir en los márgenes, de ir a la contra, de renegar del futuro como trampa mortal, de denunciar la normativización de la lengua haciendo pasar por ciencia lo que no es sino un juego de poder, de negar los consensos más extendidos como la democracia o la paz... me removían las meninges.

Tuve ocasión de conocerlo en algún momento entre 1987 y 1991 (no recuerdo la fecha exacta, qué le vamos a hacer), con motivo de una conferencia en Castalla. Al acabar, le bajé a Alicante y durante el trayecto tuvimos ocasión de charlar. No mucho, todo sea dicho, porque mi condición de maestro no le parecía la mejor posible, antes bien presumo que tendía a concebirnos, en el mejor de los casos, como suaves carceleros de mentes infantiles.

En cualquier caso, un personaje de esos que te cogen de la pechera y te sacuden lo suficiente para limpiar de telarañas el desván de la memoria y lo sótanos del raciocinio. 

Lo del pensamiento divergente también precisa de guías o señales en el camino.