diumenge, 27 d’octubre del 2013

Buscando alternativas en la izquierda

Esta última semana han acontecido en Alicante dos eventos íntimamente relacionados, las charlas de Gaspar Llamazares y la de Juan Carlos Monedero, ambas en la misma sede, el Club Información y en el tiempo de dos días de diferencia, uno, el jueves 24 y el otro, el sábado 26 de octubre. Llamazares vino a presentar el nuevo partido político que promueve, Izquierda Abierta, formación integrada dentro de Izquierda Unida. Muchos nos preguntábamos antes de la conferencia a qué santo venía una nueva formación política cuando lo que se necesita en la izquierda es unidad de acción. Consciente de que esta era una pregunta que muchos se hacían, el conferenciante se dispuso desde el primer momento a dar cumplida respuesta. Decía a este respecto que ha habido -y continúan- en los últimos tiempos en España unos movimientos ciudadanos de gran calado cuya manifestaciones más preclaras fueron el 15M y las mareas de distintos colores que han tomado las calles, pero que corren el riesgo de caer en la intrascendencia política si no van más allá y se dotan de una voz política que les permita trasladar a los foros políticos, que son en definitiva donde se aprueban las leyes que nos han estado machacando durante los últimos años, todas sus inquietudes y propuestas. El nuevo partido político pretende contribuir a configurar esa voz política, sea en una coalición ya existente o en un frente amplio todavía por nacer. En cualquier caso, la urgencia se materializa ya por la próxima convocatoria de la elecciones europeas en 2014. Otro aspecto destacable de su discurso, en relación con esa misma convocatoria, fue la propuesta de internacionalización de una candidatura de izquierdas, junto con partidos y coaliciones de izquierda -griegos, alemanes, entre otros- que permitan consolidar un grupo parlamentario de izquierdas fuerte, con voluntad de influir en las decisiones de la asamblea y capaz de frenar la deriva autoritaria que se extiende por toda Europa.

La charla de Juan Carlos Monedero, antiguo asesor del propio Llamazares -y del gobierno de Hugo Chávez-, tuvo otra orientación bien distinta aunque complementaria. Se trataba aquí de desvelar los mecanismos del sistema capitalista, de entender qué es lo que nos convierte en neoliberales a pesar nuestro, y lo concretaba en tres aspectos fundamentales: el lenguaje, el individualismo y la fragmentación. El uso de términos equívocos -ajuste de plantillas cuando hablan de despidos, crecimiento 0 cuando se trata de un estancamiento, efectos colaterales para hablar de las consecuencias de la crisis, paro, pobreza, suicidios- o la creación de nuevos conceptos tales como el de mercado laboral que acaban por configurar un modelo de pensamiento en el que todos acabamos convirtiéndonos en mercancías, en cosas. Contra esto hay que rebelarse y recuperar el lenguaje. Cuestionaba igualmente el que se propongan soluciones siempre individuales, de ahí el aumento de la venta de libros de autoayuda, los mismos en todo el mundo, o la responsabilización de cada individuo de su propio destino. En este sentido apuntaba el hecho de que en USA los pobres son vistos como "losers" (perdedores), culpables de su condición, y algo de esto se está trasladando a nuestro país cuando esta misma semana en el diario Información aparecía una noticia que daba cuenta de cómo en un curso de la Universidad de Alicante se recomendaba a un grupo de alumnos que pretendían encontrar trabajo en Eurodisney que no mencionasen su condición de parados. Proponía el conferenciante acudir a algunos autores para recuperar el bagaje teórico que nos permita conocer y así poder enfrentarnos mejor al sistema capitalista: Marx, Gramsci, Benjamin... con las debidas cautelas por el tiempo transcurrido, o algunos otros actuales como Álvaro García Linera, actual vicepresidente de Bolivia. Defendía la politización de la ciudadanía, la necesidad de intervenir directamente en política, de no dejar en manos de los expertos las decisiones políticas, denunciar las mentiras, sacudirse el miedo de encima. Esta conferencia tocó muchos palos y, aunque no nos ofrecía una alternativa política tangible más allá del Frente Cívico que organizaba el acto, sacudió nuestras mentes perezosas quitándonos las telarañas de la memoria y del pensamiento e invitándonos a indignarnos, pero con conocimiento de causa. La indignación a la que apelaba no era una mera figura retórica, sino una consecuencia del descubrimiento científico de que el pensamiento lógico -situado en el neocortex- no se desarrolla si no hay antes una emoción -ubicada en el hipotálamo, cerebro primitivo- que lo ponga en marcha. No hace falta para ello buscar referentes externos -Hessel, por ejemplo- cuando tenemos ejemplos de igual calado en nuestra historia reciente. Muy interesante. El libro que presentaba era "Curso urgente de política para gente decente". Habrá que leerlo.