dimarts, 1 de novembre del 2011

La narración en La lengua de las mariposas


La película nos relata los acontecimientos que tuvieron lugar en un pueblo del norte de España, en el marco temporal que transcurre entre septiembre de 1935 (inicio del curso escolar) y julio de 1936, nucleados en torno a la figura del maestro, y de los que fue testigo directo el protagonista.

La película adopta un punto de vista subjetivo, a partir de la narración que Moncho, el niño protagonista, hace de los hechos. A decir verdad, toda la película está montada como un extenso flashback. Las fotos que aparecen junto a los títulos de crédito nos anticiparían ese carácter de memoria recuperada. No olvidemos que tanto el director, José Luis Cuerda, como el autor del libro en el que se basa la película, Manuel Rivas, han participado activamente en el movimiento de reivindación de la memoria histórica en nuestro país.

Que la película es una rememoración del protagonista lo prueba el hecho de que el muchacho aparezca en todas las escenas, como testigo o como agente. Además, algunas de ellas no aportan nada a la trama central, el conflicto que acaba con el maestro en la cárcel, camino de un destino incierto, pero sí tienen una gran significación personal para el protagonista. El descubrimiento del sexo, por ejemplo. O la secuencia de la fiesta en el pueblo vecino y el enamoramiento del hermano.

El lenguaje cinematográfico empleado por el director, de un tono realista, no busca un tratamiento objetivo de los hechos. Si acaso, poner de manifiesto la voluntad del protagonista de narrar los hechos tal como él los vivió, honestamente. Son muchos los elementos que nos dan idea de ese punto de vista subjetivo. Veamos algunos.

El maestro siempre aparece imbuído de una aureola mítica, en levísimo contrapicado y envuelto por una atmósfera nítida, luminosa. Tanto el ángulo de la cámara como la iluminación se corresponden con la posición del niño respecto del maestro. Las sensaciones de temor, respeto, reverencia, lástima y odio son las que el muchacho va experimentando a lo largo del relato.

Además de las escenas en las que interviene el maestro, que suponen casi  la mitad de la película, se intercalan otras en las que el protagonista va descubriendo el sexo, el amor, la muerte y el odio. En este sentido, hay ciertas escenas, con un desarrollo paralelo, que aparecen cíclicamente a lo largo de la película y conforman una estructura en espiral. Así, las que transcurren en el dormitorio, hasta en tres ocasiones, en las que el hermano le desvela los secretos de la vida y le hace partícipe de sus proyectos de futuro, sobre el amor o sobre las vidas ocultas de los otros –esa hermanastra que vive apartada en el bosque-.

También tienen ese carácter iniciático las escenas en las que aparece el actor Guillermo Toledo. En este caso, sin embargo, con una función más marcada en lo tocante a la progresión de la narración. En dos ocasiones, la aparición de este personaje antecede y anuncia, a modo de rótulo o pregonero, lo que vendrá después. En la primera, Moncho y su amigo siguen al personaje hasta la casa de la hermanastra y asisten como espectadores a sus desahogos sexuales. Le siguen escenas donde el protagonista conocerá el amor, a través de su hermano o de él mismo.  En la segunda incursión en el bosque, siguiendo al personaje de Guillermo Toledo, ahora de noche, asistirán a la muerte del perro a manos de éste y con ella, al desencadenamiento del odio que vendrá después. Son secuencias con un desarrollo similar: la taberna donde se inicia la secuencia, el puente sobre el río (plano general desde el mismo punto de vista), el camino, el escondite en la maleza (primer plano de los niños, plano general de la era). El amor y el odio, transitando la misma senda.

A esta secuencia le seguirán, ya de una manera precipitada hasta el desenlace final, las escenas que conducirán al clímax, a la incitación al odio. Aquí se incrusta la escena en la que el niño acaba de leer y cierra el libro de La isla del tesoro, que le había prestado el maestro, subrayando con ese gesto el fin de la inocencia.